El Gobierno Vasco y las tres Diputaciones forales han presentado una propuesta de estrategia integral para el relevo generacional en el sector agrario vasco. Una propuesta de largo recorrido, diez años, que parece querer romper con la visión cortoplacista exhibida durante las últimas décadas. Otro ingrediente novedoso es que cuenta con un cronograma y presupuesto detallado que abarca la legislatura en curso.

Siendo conscientes de que este plan por sí sólo no va a solucionar los problemas del sector, sí podemos concluir que este plan puede y debe ser una herramienta importante para accionar cambios estructurales que permitan ir revirtiendo la tendencia de pérdidas de empleo y volumen de producción de alimentos.
Los mecanismos y fondos financieros articulados para el acercamiento de jóvenes al sector mediante los contratos en prácticas, compaginadas con programas de formación (erasmus agrario), y los apoyos a la instalación y relevo efectivo de la actividad, dan cuenta de las posibilidades que ofrece este plan para ir adquiriendo el protagonismo necesario para ejercer de palanca de cambio estructural y de modelo productivo.
«Este plan puede y debe ser una herramienta importante para accionar cambios estructurales que permitan ir revirtiendo la tendencia de pérdidas de empleo y volumen de producción de alimentos»
Debemos contextualizar el plan en cuestión dentro de los objetivos que se ha marcado la UE de cara al debate de la Política Agraria Comunitaria (PAC) post-2027, en el que la incorporación de nuevas personas a la actividad agraria será una de las grandes prioridades. Gran parte del éxito del relevo generacional del sector está ligado a una intervención directa sobre los pagos de las ayudas PAC y la accesibilidad a la tierra. El actual sistema de ayudas directas requiere cambios profundos para que las ayudas se destinen a las personas que ejercen la producción agraria (agricultor/a profesional); alejarse de la lógica de conceder pagos directos basándose en la superficie de la actividad, el capital y/o la capacidad de inversión; y establecer topes de ayudas por persona en función de la renta de referencia del periodo en curso. Acompasar este proceso con planes sectoriales que complementen e implementen las actuaciones necesarias para mejorar la rentabilidad, calidad de vida y recuperar perspectiva de futuro, debe ir generando nuevas iniciativas que sirvan para ir cargando las baterías de la ilusión.
El contenido y los análisis de las primeras reuniones de los procesos participativos de los planes sectoriales de vacuno de leche y vacuno de carne, invitan a pensar que las puertas de cambio en los modelos de producción se están abriendo. El discurso de que todos los modelos son compatibles parece dirigirse más hacia la búsqueda de nuevas referencias de desarrollo (en vacuno de leche se mira a Austria y Suiza); y los procesos de concentración de la industria transformadora (tanto en leche como carne) caminan desde la clasificación de “oportunidad” hacia las “amenazas” siguiendo el método DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades).
«Deberíamos estar en la antesala de la articulación de una transición hacia un modelo de producción sostenible»
Habrá que esperar a la conclusión y redacción final de los objetivos y medidas en cuestión de estos planes sectoriales, pero deberíamos estar en la antesala de la articulación de una transición hacia un modelo de producción sostenible. Los próximos meses el debate de la PAC post-2027 tiene visos de centrarse en el monto del presupuesto total y las posibles reducciones. Por nuestra parte intentaremos profundizar en la identificación de oportunidades y en la concreción de los mecanismos para la articulación de cambios.