“Los carros de Gédéon”. Este es el nombre de la operación lanzada por el ejército de ocupación para ocupar toda la Franja de Gaza. Antes había objetivos declarados y objetivos no declarados. Los objetivos declarados eran “erradicar a Hamas y liberar a los prisioneros israelíes”. El objetivo no declarado era la expulsión de los habitantes de Gaza. Ahora ya no hay distinción. El objetivo es hacer que toda la población de Gaza se desplace hacia el mar, hacia el sur, hacia Rafah, una ciudad que el ejército de ocupación ha arrasado casi por completo. Según las imágenes de satélite, el 90% de las viviendas han sido destruidas. Por lo tanto, 2,3 millones de personas deben dirigirse a la zona de Rafah para luego ser deportadas a países extranjeros.
Me parece interesante el nombre en clave de la operación. Hay como siempre una connotación religiosa, pero también una referencia a la historia. El nombre de “Operación Gédéon” fue dado en 1948 por las milicias judías al asalto del estratégico pueblo palestino de Beisan, cuya población fue expulsada a Jordania. No es casualidad que el ejército israelí haya elegido este nombre para una nueva operación de expulsión.
¿“Terrorismo judeísta”?
La historia se repite. Estamos viviendo una nueva Nakba. Después de nuestros abuelos, ahora es nuestro turno de ser expulsados fuera de las fronteras. Así, se completará el trabajo de 1948. Toda Palestina será ocupada por Israel. Porque si el método funciona para Gaza, funcionará para Cisjordania, gracias al silencio de la “comunidad internacional”. Pero lo más importante es la referencia mesiánica, que no parece escandalizar a nadie. Si un movimiento palestino elige una referencia al Corán o al Islam para el nombre de una operación, se le califica de "grupo terrorista islamista". Aquí somos víctimas del peor terror que pueda producirse por parte de un Estado. Pero nadie califica esto de terrorismo de Estado, que en este caso debería llamarse "terrorismo judeísta", porque esta gente también se basa en la religión para matar, masacrar, bombardear a mujeres y niños, y para expulsar a cientos de miles de personas, con el fin de vivir en su tierra.
«Aquí somos víctimas del peor terror que pueda producirse por parte de un Estado. Pero nadie califica esto de terrorismo de Estado, que en este caso debería llamarse "terrorismo judeísta", porque esta gente también se basa en la religión para matar, masacrar, bombardear a mujeres y niños, y para expulsar a cientos de miles de personas, con el fin de vivir en su tierra».
Al llamarnos “Amalek” desde el comienzo de la guerra, Benjamin Netanyahu inscribió inmediatamente el conflicto en el plano religioso. Se refería a un pasaje de la Torá que condena a los amalecitas -tribu antigua de la que no se sabe mucho, más allá de que era enemiga de los hebreos- a la destrucción total - hombres, mujeres, niños, bebés, fetos, pero también ganado, caballos y viviendas. Eso es exactamente lo que estamos viviendo. Nadie se atreve a usar este término, pero como hay islamistas que usan la religión para justificar sus masacres, pues bien, hay judeístas que hacen lo mismo.
No se han movido
El ejército israelí ocupa ya todo el norte de la Franja de Gaza, y todo el sur con la ciudad de Rafah. También ocuparán todo el este, un área de aproximadamente 1,5 kilómetros de ancho, entre el eje norte-sur - la carretera Salaheddine - y la frontera israelí. Según las filtraciones de Israel, el ejército de ocupación quiere dividir Gaza en cinco partes, delimitadas por el "corredor" de Mefalsim al norte de la ciudad de Gaza, el corredor de Netzarim al sur de la ciudad, el de Kissoufim al sur de Deir el-Balah y el corredor de Morag al norte de la ciudad de Rafah.
Los israelíes empujarán a los habitantes de la Franja de Gaza de un corredor a otro. Los desplazados serán filtrados en estos corredores de tortura, donde se detiene a gente y se empuja a los demás hacia el sur, con aún más masacres. Eso es lo que hicieron al comienzo de la guerra, pero se dieron cuenta de que no funcionaba bien, ya que entre 400.000 y 600.000 personas habían permanecido en sus lugares de residencia; asediadas, hambrientas, comiendo heno y hierba en la calle e hirviendo agua contaminada para poder beberla. Pero no se han movido. Sin contar a quienes regresaron gracias a la tregua de principios de año.
Aunque no lo digan, han entendido que estamos viviendo un genocidio
Para los israelíes, lo que no funciona con la fuerza funciona con aún más fuerza. Si esto no ha tenido éxito con las masacres y las carnicerías, se necesitan más masacres y más carnicerías. Esto es lo que se está preparando para empujar a toda la población hacia el sur. Luego, es posible que sea embarcada hacia otros países. Recientemente se ha escuchado que Estados Unidos estaba negociando con Libia para enviar a un millón de palestinos de Gaza, y con otros Estados para que recibieran decenas de miles de gazatíes. Así, el problema de Gaza quedará resuelto. Se les dirá a esas personas que están encerradas en una pequeña jaula, torturadas, bombardeadas, hambrientas las veinticuatro horas: “Si quieres irte, es posible. No te obligamos”. ¿Quién puede decir que este escenario no se hará realidad? Aunque veamos que Trump le da un poco la espalda a Netanyahu y le empuja a aceptar un alto el fuego así como a dejar entrar ayuda humanitaria. Hasta ahora, el número de camiones de ayuda anunciados es ridículamente insuficiente en relación con las necesidades de la población. Según las Naciones Unidas, Gaza necesita de 500 a 600 camiones al día, solo para la ayuda de emergencia.
«Para los israelíes, lo que no funciona con la fuerza funciona con aún más fuerza. Si esto no ha tenido éxito con las masacres y las carnicerías, se necesitan más masacres y más carnicerías. Esto es lo que se está preparando para empujar a toda la población hacia el sur. Luego, es posible que sea embarcada hacia otros países»
Entre los cambios de posición en Occidente, también se encuentran las declaraciones de Francia, Canadá y el Reino Unido, anunciando que tomarán medidas contra Israel. Nunca es demasiado tarde. Se siguen contentando con decir que es “una vergüenza”, pero ya no cierran los ojos, es un comienzo. Creo que aunque no pronuncien la palabra, han entendido que estamos viviendo un genocidio.
Saben de lo que es capaz este ejército
Aunque son insuficientes, estas medidas muestran que si quieren, los países europeos pueden actuar sobre la cuestión palestina y hacer algo para detener la guerra en Gaza. La población de Gaza está agotada, moral y físicamente, debido al hambre, a los constantes bombardeos y a los desplazamientos de un lugar a otro sin que se vea el final. Los folletos han vuelto a caer del cielo recientemente para designar las zonas a evacuar. Mi barrio de la ciudad de Gaza, Rimal sur, es uno de ellos. Los habitantes han decidido quedarse. Yo también. Ayer también hubo la orden de evacuación de toda la ciudad de Khan Younès. ¡Hablamos de unos 450.000 habitantes! A los que hay que añadir los cerca de 250.000 habitantes de Rafah que se han refugiado en Khan Younès...
Toda esta gente no puede más. Gran parte de ella no ha obedecido. Se quedó, y sabe de lo que es capaz este ejército. Ya ha vivido esta experiencia, ha visto cómo los que se habían quedado en las evacuaciones anteriores habían sido masacrados, ejecutados sin piedad, hombres, mujeres y niños. Los israelíes consideran que cualquier persona que no obedezca una orden de evacuación debe ser asesinada. Pero ahora la gente dice que no le importa la vida o la muerte. Está demasiado agotada para moverse una vez más. Se le dice que vayan a la zona de Al-Mawassi, un terreno arenoso junto al mar. Antes, el ejército de ocupación llamaba a este lugar “zona humanitaria”. Hoy en día, ya no usan estas palabras. Durante más de un mes, Al-Mawassi ha sido bombardeado casi todos los días. Se dispara contra las tiendas de campaña de personas desplazadas, se mata a familias enteras. Todo el mundo sabe que no hay ningún lugar seguro al que ir.
Estamos vivos, respiramos, pero vivimos la muerte. No nos iremos. Quienes se ven obligados a moverse solo lo hacen en una distancia muy corta. No quieren ir al sur, para revivir lo que la mayoría ya ha experimentado.
«Estamos vivos, respiramos, pero vivimos la muerte. No nos iremos. Quienes se ven obligados a moverse solo lo hacen en una distancia muy corta. No quieren ir al sur, para revivir lo que la mayoría ya ha experimentado»
Mientras haya una persona palestina en esta tierra...
En medio de este caos, esperamos una buena noticia de Doha. Mis amigos me llaman todos los días: "Entonces, Rami, ¿qué hay de nuevo?” Desde hace una semana, respondo lo mismo, que soy optimista, que mañana todo se arreglará, porque esto tiene que terminar y la humanidad debe reinar. Sé que mucha gente se está movilizando en todo el mundo para pedir a sus gobiernos que presionen a los judeístas de Netanyahu para que detengan esta guerra y este genocidio.
También creo que Hamas debe entender las lecciones de la historia. No quieren entregar las armas. En 1948, los resistentes dijeron lo mismo. Cientos de miles de habitantes de la Palestina histórica fueron expulsados de sus ciudades natales, Jaffa, Haifa, de todo el norte de Palestina, para un éxodo hacia Cisjordania y Gaza, o más allá de las fronteras. Pero la resistencia sigue ahí, y la resistencia, para mí, está en la presencia de las y los palestinos en su tierra, no en el hecho de tomar un rifle. Siempre hay que distinguir entre el coraje y la sabiduría; y creo que hay que ser más sabio que valiente. Nos enfrentamos a un león que nos destroza, que nos mata, que nos masacra. Pero no está solo. Detrás de este león, hay tigres, leopardos, cocodrilos que lo apoyan. Y nosotros solo somos gatos.
Espero que Hamas tenga en cuenta todo esto y vea que el objetivo de esta guerra ahora se expone en público: es la deportación de 2,3 millones de personas. La resistencia contra la ocupación no cesará con el fin de Hamas o Fatah, ni de ninguna otra facción. Mientras haya una o un palestino en esta tierra, la resistencia existirá. Palestina no es un pedazo de terreno. Es la riqueza humana, la riqueza de estas personas palestinas que quieren cuidar de esta tierra, mantenerse en vida en esta tierra y vivir en paz en esta tierra.
«La resistencia contra la ocupación no cesará con el fin de Hamas o Fatah, ni de ninguna otra facción. Mientras haya una o un palestino en esta tierra, la resistencia existirá»