Andoni García revindica un salario mínimo propio para los y las baserritarras

El miembro de EHNE Bizkaia y Etxalde Andoni Garcia reivindicó ayer un salario mínimo interprofesional propio que garantice unos ingresos justos para los y las baserritarras. Garcia expuso esta exigencia en el seminario sobre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) propio organizado por las fundaciones Manu Robles Arangiz e Ipar Hegoa en Bilbao.

Mintegia - Gutxieneko soldata propioa

El seminario estuvo dividido en tres bloques: en el primero se analizaba la situación internacional y las vías jurídicas y políticas disponibles en Euskal Herria, mostrando cómo un SMI propio puede ser una herramienta eficaz para avanzar en la soberanía.

En el segundo bloque se analizaron los beneficios que puede aportar un SMI propio desde múltiples perspectivas: la brecha de género, la situación de las personas migrantes y racializadas, las condiciones laborales de la juventud, la perspectiva ecológica y la realidad de quienes trabajan en el primer sector.

Finalmente, se abordaron las propuestas sindicales. Los sindicatos ELA y LAB presentaron sus planteamientos hacia un Salario Mínimo Interprofesional propio.

En el segundo apartado, Andoni Garcia, representante de EHNE Bizkaia y del movimiento Etxalde, explicó por qué ambas organizaciones reivindican un salario mínimo interprofesional para las personas baserritarras. Esta medida supondría "un cambio de fondo para abordar la situación y el futuro del sector agrario, garantizando un salario digno para las personas baserritarras".

Este nuevo sistema -señaló- sería "un complemento a la renta a las personas baserritarras, hasta llegar a un salario mínimo, o una pensión mínima en el caso de las personas baserritarras jubiladas".

Según indicó Andoni García, las organizaciones sociales en Euskal Herria reivindican "el derecho a una alimentación sana para toda la población", y para ello se tienen que cumplir al menos dos situaciones: "Por una parte, es imprescindible que las personas baserritarras cuenten con unos precios y unos ingresos justos; y por otra, hay que garantizar un salario mínimo interprofesional que dé acceso a la compra de alimentos sanos".

Por lo tanto, un salario mínimo interprofesional propio "daría respuesta a la actual situación del sector agrario y garantizaría el derecho a una alimentación sana para toda la población, construyendo así el derecho a la soberanía alimentaria en Euskal Herria".

Andoni Garcia

Fracaso de la PAC

Para el sector agrario, esta propuesta de nuevo sistema no es un concepto nuevo, dado que la Política Agraria Comunitaria en 1992 estableció las ayudas directas como forma para garantizar la renta de las personas agricultoras en la UE. Además, esta misma Política Agraria Comunitaria establece como uno de sus principales objetivos garantizar los ingresos de las personas agricultoras.

Según Garcia, esto no se ha cumplido porque el reparto de las ayudas directas ha dado como resultado que un 10% recibe el 60% de las ayudas, mientras que un 40% de las personas perceptoras están jubiladas y las ayudas no han compensado la bajada de precios.

Las ayudas directas se dieron primero según la superficie cultivada o el numero de animales y después se desacoplaron en función de referencias históricas que suponían una privatización encubierta y grandes cantidades de dinero público a personas o entidades que no ejercían la actividad agraria. Actualmente las ayudas se dan por hectárea de tierra, pero manteniendo esas referencias históricas, lo que ha generado "una discriminación e injusticia para las mujeres baserritarras y los jóvenes que se incorporan, pues son los que generalmente tienen menos terreno y derechos de ayudas".

Por otra parte, en 1992 se decidió que los precios a las personas agricultoras en la UE se adapten al mercado global, lo que ha provocado que "las industrias multinacionales u operadores más fuertes utilicen las importaciones para imponer precios más bajos a las personas agricultoras y la especulación con los alimentos".

Las consecuencias de estas políticas son claras. Según datos del Gobierno Vasco de 2022 -en Nafarroa es muy similar-, la renta total media de las personas agricultoras y ganaderas está situada en 13.697 euros, un 55% de la renta personal media, que está situada en 25.061 euros.

Por otra parte, un 31% de las personas baserritarras tiene más de 55 años, y únicamente el 5,3% no supera los 35 años de edad.

Por lo tanto -concluyó Garcia, "es urgente y necesario abordar la incorporación de más personas al sector agrario y el relevo generacional, pero para conseguirlo es muy importante garantizar un salario mínimo; más aún cuando vemos que los primeros años de incorporación son muy difíciles para conseguir un ingreso que les permita vivir de lo que producen".

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