Vía Campesina Europa: «El acuerdo UE-Mercosur tendrá consecuencias desastrosas para las personas agricultoras»
Vía Campesina Europa (ECVC) ha hecho público un informe que analiza el impacto del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Mercosur para las personas agricultoras. El estudio es concluyente: "Este acuerdo tendrá consecuencias desastrosas para el campesinado, ya que hará bajar los precios mediante una competencia desleal y ejercerá una presión adicional sobre los campesinos y las campesinas hasta que abandonen su profesión".
El acuerdo con Mercosur, además, "tendrá repercusiones locales considerables que la Unión Europea no ha evaluado, prefiriendo utilizar a los agricultores y las agricultoras como moneda de cambio en beneficio de otras industrias".
En este acuerdo comercial "se utiliza a l@s agricultor@s y l@s trabajador@s agrícolas como una simple variable de ajuste para firmar acuerdos, además de las principales víctimas de los intereses geopolíticos internacionales". Esta estrategia pone de manifiesto también "el hambre de la UE por las materias primas baratas y el interés de la poderosa industria alimentaria".
Las personas que trabajan en la agricultura (producción agrícola y animal, caza y servicios conexos) representan alrededor del 4,2 % del empleo total en la UE. La Comisión -se dice en el informe- "está dispuesta a sacrificar estos empleos y a dejar de lado los derechos de las personas que viven en zonas rurales al utilizarlos como moneda de cambio para beneficiar a los intereses mayores que se mencionan previamente".
Sacrificar a los agricultores
El acuerdo tiene por objeto "abrir nuevos mercados a las exportaciones industriales y de servicios europeas, principalmente de empresas multinacionales, y permitir así a la UE mantener o aumentar su balanza comercial". Para la Comisión, se trata de una oportunidad para contribuir a la reindustrialización de la UE.
"Sin embargo, resulta contradictorio que su estrategia siga el mismo modelo que aquella que llevó al continente a la desindustrialización: aumentar la competencia mundial y la tendencia a la depredación de los recursos de otros territorios. No puede ser que se sacrifique a los agricultores en beneficio de los intereses de otros sectores cuando constituyen uno de los colectivos más vulnerables de la UE, a la vez que desempeñan un papel fundamental al encargarse de alimentar a la población europea".
En su lugar, ECVC propone una economía realmente sostenible y resiliente a largo plazo para las comunidades europeas basándonos en modelos agrícolas basados en la agricultura campesina. Este modelo deberá permitir la adaptación de cada territorio para producir a la capacidad biofísica, al tiempo que la mejoran mediante la transición hacia prácticas agroecológicas.
Ideología centrada en la liberalización de los mercados
Desde la creación de la Organización Mundial del Comercio, la UE se ha guiado por una ideología "centrada en la liberalización de los mercados internacionales que ha contribuido en gran medida a la situación actual del sector agrícola: ingresos bajos, falta de relevo generacional y problemas medioambientales y sanitarios considerables".
La competición internacional "promueve una agricultura industrializada y altamente centrada en el capital y favorece a la producción y al comercio de bienes (ADM, Bunge, Cargil, Louis-Dreyfus, Lactalis, JBL...) para capturar el valor de la cadena de suministro". Esa competencia "debilita el mercado interior y lo sustituye con una economía que depende de un empleo mal remunerado y en malas condiciones".
El objetivo principal de las políticas agrícolas debe ser, para ECVC, reforzar los mercados interiores, de modo que se pueda garantizar la seguridad alimentaria. "Al debilitarse las cadenas alimentarias, la resiliencia de los sistemas alimentarios se ve directamente afectada".
Sin embargo, la UE sigue "aumentando sus dependencias estratégicas e impidiendo que muchas agricultoras y agricultores vivan de sus ingresos". Esta política "impide que los y las jóvenes consideren la posibilidad de iniciar una granja por la dificultad que supone".
Como resultado, las y los jóvenes no quieren dedicarse a la agricultura y la edad promedio del sector es de 57 años. "Si la UE no se replantea seriamente la forma en que se realiza el comercio de productos agrícolas, nunca será posible garantizar el relevo generacional".
Las consecuencias de este tratado con Mercosur no se limita a la agricultura europea: "Los efectos en los mercados locales y en los ecosistemas y la expansión de la agricultura industrial infligirán daños a las comunidades rurales del Mercosur, incluidos las campesinas y campesinois, que perderán control sobre su sistema alimentario".
Un obstáculo para las transiciones climática y agroecológica
Este acuerdo "exacerbará la crisis climática, contra la cual las y los agricultores están en primera línea como víctimas de las consecuencias y como actores de mitigación y adaptación mediante la adopción de una transición agroecológica". La Red de Acción por el Clima informa de que el principal problema es que el acuerdo aumentará el comercio de bienes con alto contenido de carbono y fomentará su producción.
Esto se suma a los problemas de deforestación intensificados por el tratado y cuyos mecanismos de protección se debilitan (como se explica en el mecanismo de reequilibrio). Por otro lado, AITEC informa que la cláusula esencial del Acuerdo de París "proporciona pocas garantías, su alcance operativo es limitado y no transforma este acuerdo de libre comercio en un acuerdo compatible con el clima".
Además, la situación en Palestina "muestra el nivel de arbitrariedad de las acciones de la Comisión y los Estados Miembros al aplicar mecanismos de cláusulas de los Acuerdos de Libre Comercio". A pesar de que el Artículo 2 del acuerdo de comercio entre la UE e Israel subraya que ambas partes deben respetar los derechos humanos, aún no se ha utilizado este mismo artículo para suspender el tratado incluso tras las "violaciones estructurales demostradas que ha cometido el estado israelí contra la población palestina".
Las peticiones clave de ECVC
1. ECVC exige que los Estados miembros de la UE rechacen el acuerdo UE-Mercosur y, en su lugar, promuevan un diálogo internacional para reformar radicalmente el comercio agrícola. "Debemos construir un nuevo marco comercial mundial que respete la soberanía alimentaria de los países, respete la biodiversidad y defienda los derechos de las campesinas y los campesinos y otros trabajadores rurales y urbanos. Debe sustentarse en valores de solidaridad, cooperación, intercambio interpersonal e internacionalismo".
2. La agricultura no debe formar parte de la liberalización comercial y de los acuerdos multisectoriales, ya que, al hacerlo, perderá su centralidad debido a que se considera un sector con bajo valor añadido. En su lugar, la UE debería promover negociaciones entre países sobre alimentos basadas en complementarse mutuamente y permitir que cada país desarrolle su propia soberanía alimentaria.
3. En lugar de sacrificar la agricultura, las instituciones de la UE deben proteger a sus agricultor@s asegurándose de que reciban unos ingresos justos. Para lograrlo, ECVC insta a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo y al Consejo a:
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- Iniciar un procedimiento de urgencia para prohibir la compra de productos agrícolas por debajo de los costes de producción, añadiendo la práctica a la lista negra de la Directiva sobre prácticas comerciales desleales. Los precios pagados a l@s agricultor@s tienen que cubrir los costes de producción de lo que venden, así como salarios dignos, cotizaciones sociales y protección para ellos y para todos los trabajadores agrícolas.
- Diseñar una PAC con un presupuesto sólido y diferenciado distribuido equitativamente, integrando la regulación del mercado y dirigiéndose a quienes más lo necesitan y hacia una transición agroecológica para que haya un número mayor de granjas y fincas diversificadas y resilientes.